jueves, 22 de febrero de 2018

La guerre est finie (1966). Alain Resnais


En 1965, Diego, un activista del Partido Comunista de España, vive en el exilio en París. Regularmente cruza la frontera bajo identidades prestadas, asegurando así la conexión entre los militantes exiliados y los que permanecieron en España. De regreso de una misión difícil, Diego comienza a dudar del significado de su acción y de los medios usados. Su confrontación con los jóvenes izquierdistas, que se convertirán en los actores de mayo del 68, es profética de la evolución de las formas de lucha.

Esta película es quizás la más lineal de Resnais, bajo la influencia de su primera colaboración con Jorge Semprún. Alain Resnais dijo: "Si quisiéramos hacer una película sobre España, hubiera sido mejor hacer un documental o lanzar una campaña de prensa. Quiero decir, si el verdadero propósito estuviera allí, refugiarse detrás de una ficción sería cobardía. Lo cual no significa que la ficción no tenga un papel que desempeñar. Cuando vemos la furia que provocó esta película en el Ministerio del Interior español (que exigía que la película fuera eliminada de la competición del Festival de Cine de Cannes de 1966), debo admitir que estoy sorprendido. Deberían haberlo dejado ir. "Poco después, en julio de 1966, Jorge Semprún fue al festival de Karlovy Vary  por haber sido seleccionada la película. Podleniak, el director del festival, incómodo en su papel represivo, anuncia que la película se eliminará de la sección oficial, pero se proyectará fuera de competición. Siguiendo las opiniones de Miloš Forman y Antonin Liehm, los organizadores le otorgaron un premio especial.

En medio de una estructura cinematográfica que enfatiza la circularidad y la multiplicidad, Diego logra una especie de singularidad elemental. Andrew Sarris encuentra un naturalismo heroico en la interpretación de Montand que sirve para unificar los múltiples registros narrativos y estructurales de la película: "Sin importar cuán fragmentados puedan estar los sentimientos del director, Montand sigue siendo una roca de compromiso y con la solidez de Montand como actor que sirve de anclaje en un mar de estilo, un mar de imágenes se puede unificar en una caracterización mental "(7). Si bien Sarris subestima la medida en que Resnais crea un espacio para Diego en el núcleo de la película, su evaluación de la centralidad fundamental de la actuación de Montand es perfectamente adecuada. Como un héroe del cine negro que ha sido despojado por el tiempo y la modestia de cualquier vestigio de vanidad o gesto teatral, el revolucionario profesional de Montand encarna el epígrafe de Sartre que abre la película: "El militante no pide que su acción lo justifique: él es, y no necesita justificación posterior. " (Lisa Broad en Senses of Cinema)

Diego (Yves Montand, sobrio y conmovedor) le debe mucho a la carrera del guionista Jorge Semprún, antiguo líder de la resistencia antifranquista en el exilio. El guionista transmitió al personaje sus dudas sobre el comunismo y la llamada a la huelga general, en un discurso - "la guerra española terminó y el discurso revolucionario es una mascarada" - que, dos años antes de mayo del 68, estuvo lejos de ser un lugar común. A pesar de este pesimismo político, a pesar del uso puntual de una voz en off que comenta la trama, La guerra ha terminado no es una película de tesis, sino una gran historia novelística llevada por la audacia formal y narrativa de Alain Resnais. ... Gran cineasta de la modernidad, Resnais explota el tiempo o, más bien, los tiempos, el de la realidad y el de la imaginación, el de la acción y la reflexión, al fragmentar el cuerpo de Genevieve Bujold en escenas de amor. Y la política se convierte en vértigo. (Samuel Douhaire en Télérama)

El tratamiento narrativo es realista, síntesis entre documental tipo “Nuit et Brouillard”, y lirismo especulativo de “Marienbad” o “Hiroshima”. Las localizaciones son precisas; los detalles, exactos, y dramáticas las interpretaciones (y sobrias e intensas), todo ello subordinado a una tesis sobre la situación política española: la vanguardia revolucionaria no puede guiar a distancia a masas embarcadas en el inesperado desarrollo económico. Resnais especula menos con las formas del Tiempo, aunque mantienen su fuerza recurrente: en el montaje juega con flashes anticipadores de expectativas, casi todas proyectadas hacia Nadine, una estudiante radical. Sin desequilibrar el tono realista dominante, aportan poesía. (Archilupo en Film Affinity)

Las películas anteriores de Resnais ("Hiroshima, Mon Amour", "El año pasado en Marienbad") fueron exploraciones del subconsciente. Con "La Guerre Est Finie", inesperadamente, nos ofrece no solo psicología, sino un emocionante thriller, realizado con gran maestría. (Roger Ebert)

La Guerre Est Finie es un drama por encima de los prejuicios políticos. Es un estudio poderoso del compromiso de un hombre con una creencia consumidora y desconcertante. (Bosley Crowther)

Los fantasmas de la guerra civil española evocados con rigor pero sin que nunca se llegue al exorcismo. El retrato del desencanto y el cansancio de un veterano militante, en el que no es difícil descubrir al propio Semprún, resulta certero pese a ciertas concesiones a la autocomplacencia. El conjunto es estimable pero ha envejecido tanto como la propia Historia del país. (Fotogramas)

Película estrenada en España en abril de 1977.

Título español: La guerra ha terminado.

Reparto: Yves Montand, Ingrid Thulin, Geneviève Bujold, Paul Crauchet, Marie Mergey, Dominique Rozan, Jean-François Rémi, Jean Dasté.


No hay comentarios:

Publicar un comentario