martes, 22 de mayo de 2012

Segundo de Chomón 3


En 1910 regresa a Barcelona, donde forma sociedad con el empresario de variedades Joan Fuster Garí. Con esta productora rodó un total de 37 películas de asunto popular. Las hay cómicas (Venganza de un carbonero, La fecha de Pepín), históricas (El ejemplo, Pragmática real, Justicias del rey don Pedro), melodramáticas (La expiación, Amor gitano, La manta del caballo, El puente de la muerte, La hija del guardacostas) y fantásticas (La gratitud de las flores).

También adapta sainetes y zarzuelas, contribuyendo a sentar las bases de un cierto cine español de alcance popular con títulos como Los guapos, El puñao de rosas, Las carceleras, La tempranica y El pobre Valbuena.
En junio de 1910 comienza a trabajar por cuenta propia para la casa Pathé, de la que es nombrado concesionario. Esta situación se materializa en títulos como Lucha fratricida o Nobleza Aragonesa, Los pobres de levita, Los dulces de Arturo, Una farsa de Colás o Flema inglesa. En noviembre rompe con su socio Fuster, lo que le deja sin estudios de rodaje, circunstancia que aprovechará para rodar documentales como Viaje a Burgos, La heroica Zaragoza o Gerona: la Venecia española.
La Pathé acude en su auxilio y obtiene para él un estudio-productora a su medida, la "Ibérico", para la que realiza once películas entre agosto de 1910 y marzo de 1912. En él se producen avances técnicos muy importantes, lo que se observa en la minucia de los detalles técnicos que contienen los guiones autógrafos conservados. Sus estructuras narrativas ganan en complejidad haciéndose progresivamente más elaboradas. Las escaletas de montaje de filmes como El talismán del vagabundo o Soñar despierto prevén una amplia gradación en la escala de planos y estudiados efectos de raccord o continuidad cinematográfica. También flash-back o analepsis y flash-forward o prolepsis y montajes de acciones paralelas en persecuciones.
También de esta etapa es su colaboración en El gusano solitario (Escamillo à le ver solitaire) de 1912, con un filme del más importante de los cómicos del cine mudo de esta época, el francés André Deed. Sólo Max Linder después y la Gran Guerra, sumirían en el olvido el cine cómico europeo, asolado tras el conflicto mundial. Se trató de una película delirante, llena de situaciones absurdas, efectos de cámara y trucajes, de los que se encargó con gran solvencia Segundo de Chomón.

Los héroes del sitio de Zaragoza (1905)


Le rêve des marmitons (1908)


 L'antre de la sorcière (1906)

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